Para un niño nada es imposible. Los niños tienen la capacidad de imaginar cualquier cosa. ¡El mundo está lleno de posibilidades! Lo normal es desear lo que no se tiene. Telmo no quiere ser un niño. Se siente en desventaja frente al mundo e imagina su vida como pirata, como pez, como pájaro, como un globo que llega a lo más alto en libertad. Pero es algo momentáneo, porque le encanta estar con sus padres, sentirse a gusto y protegido de ese mundo a veces ajeno y distante. Hay que disfrutar cada momento de la infancia... mientras dure.Para un niño nada es imposible. Los niños tienen la capacidad de imaginar cualquier cosa. ¡El mundo está lleno de posibilidades! Lo normal es desear lo que no se tiene. Telmo no quiere ser un niño. Se siente en desventaja frente al mundo e imagina su vida como pirata, como pez, como pájaro, como un globo que llega a lo más alto en libertad. Pero es algo momentáneo, porque le encanta estar con sus padres, sentirse a gusto y protegido de ese mundo a veces ajeno y distante. Hay que disfrutar cada momento de la infancia... mientras dure.
Telmo no quiere ser niño
A Telmo no le gusta ser un niño pequeño. Y lo que menos le gusta es tener que caminar. Cuando va por la calle se siente perdido en un bosque de piernas. Las personas mayores son grandes y van tan deprisa... Caminan muy rápido y sus caras están tan altas que a Telmo no le da tiempo a verlas bien. Son como sombras borrosas. En vez de tener que caminar a ras del suelo, a Telmo le gustaría volaar como los pájaros. O nadar como los peces.