En un pueblo a la orilla del desierto vivía una muchacha que cada día iba al oasis en busca de agua. Al ver las caravanas que se dirigían al desierto, y las que volvían cargadas de preciosas mercancías, deseaba viajar a los lejanos lugares a los que iban los mercaderes. Una noche, de sus sueños salió una misteriosa gata y bajo su almohada comenzaron a aparecer monedas de oro y joyas. Pronto sería rica y podría viajar. Pero, intrigada, siguió a la gata una noche y dijo las palabras que no debía decir.
Del norte de África procede este cuento, bellamente editado en forma de álbum, en el que la escritura mantiene vivo el encanto y la capacidad de sugerencia de los relatos tradicionales. A través de lo que le ocurre a la joven protagonista se transmite una enseñanza sabia y sutil acerca de la fuerza de los deseos, capaz de obrar prodigios, pero también de la fragilidad de estos, que requieren para mantenerse en pie la fe sin fisuras que se deja atrás con la infancia.

En un pueblo a la orilla del desierto vivía una muchacha que cada día iba al oasis en busca de agua. Al ver las caravanas que se dirigían al desierto, y las que volvían cargadas de preciosas mercancías, deseaba viajar a los lejanos lugares a los que iban los mercaderes. Una noche, de sus sueños salió una misteriosa gata y bajo su almohada comenzaron a aparecer monedas de oro y joyas. Pronto sería rica y podría viajar. Pero, intrigada, siguió a la gata una noche y dijo las palabras que no debía decir.Seguir leyendo