Canción de Navidad
Para empezar, Marley estaba muerto. Sobre esto no podía caber ninguna duda, en absoluto. Su partida de defunción la habían firmado el cura, el escribano, el empleado de pompas fúnebres y el presidente del duelo. La firmó Scrooge, y el viejo Scrooge era buen aval para todo lo que tocaba. El viejo Marley estaba tan muerto como el clavo de una puerta.