Molly Moon y el increíble libro del hipnotismo
Molly Moon se miró las piernas rosáceas y llenas de manchas. No era el agua del baño lo que les estaba dando ese color y ese aspecto de fiambre enlatado, siempre las tenía así. Y tan flacas. Tal vez algún día, como un patito feo que se convierte en un cisne, sus piernas patizambas se convertirían en las piernas más bonitas del mundo. Eso sí que era ser optimista...