Obra que narra en primera persona una parte de la vida de uno de los pintores más significativos del siglo XX. La historia de cómo Chagall miraba con ojos fascinados el barrio judío donde vivía. De mayor, ya convertido en Marc Chagall, hizo revivir todos aquellos recuerdos en sus numerosos cuadros. Creció, se convirtió en pintor, y viajó por el mundo, transmitiendo su peculiar forma de ver la vida en color pero nunca se olvidó de su ciudad natal, de Vitebsk, el lugar que dio forma a su carácter y le inspiró a lo largo de toda su obra.
Obra que narra en primera persona una parte de la vida de uno de los pintores más significativos del siglo XX. La historia de cómo Chagall miraba con ojos fascinados el barrio judío donde vivía. De mayor, ya convertido en Marc Chagall, hizo revivir todos aquellos recuerdos en sus numerosos cuadros. Creció, se convirtió en pintor, y viajó por el mundo, transmitiendo su peculiar forma de ver la vida en color pero nunca se olvidó de su ciudad natal, de Vitebsk, el lugar que dio forma a su carácter y le inspiró a lo largo... Seguir leyendo
Cómo me convertí en Marc Chagall
Todo, en aquel barrio de Vitebsk, me fascinaba: los judíos con sus violines, sus canciones, sus oraciones; los cuchitriles de madera, las cabras, las vacas y las gallinas; las peras heladas que me traía papá al regreso del trabajo. Pero, sobre todo, las luces del Sabbat, el sábado judío. Las mujeres encendían dos velas en la ventana: “Para recordar el día en el que Dios descansó tras crear el mundo”, me explicaba mamá.