Cuento donde un príncipe critica a su padre, un rey mandón. El padre castiga al transgresor a decir solamente una palabra: "exclusivamente", sin saber que era su hijo. Este se va del palacio y vaga por el reino hasta que una contorsionista le enseña a escribir y leer. Logrará con astucia y esfuerzo expresarse. Este cuento juega con las letras y las palabras y muestra cómo puede haber comunicación a pesar de tener recursos limitados
Cuento donde un príncipe critica a su padre, un rey mandón. El padre castiga al transgresor a decir solamente una palabra: "exclusivamente", sin saber que era su hijo. Este se va del palacio y vaga por el reino hasta que una contorsionista le enseña a escribir y leer. Logrará con astucia y esfuerzo expresarse. Este cuento juega con las letras y las palabras y muestra cómo puede haber comunicación a pesar de tener recursos limitados
Una sola palabra
Érase una vez un rey mandón. O más bien: érase, una vez más, un rey mandón. Pues sí… Mandar es el destino de los reyes, y muchos exageran…