El León
¿Me había tirado de los párpados para ver lo que ocultaban? No podría decirlo con seguridad. Sí que había tenido la sensación, al salir del sueño, de que un pincel ligero y rasposo se había paseado a lo largo de mi cara, pero cuando me desperté de verdad, me lo encontré sentado, muy atento, a la altura de la almohada, y me examinaba con insistencia. Su tamaño no superaba el de una nuez de coco.