Obra compuesta de dos relatos breves, un par de párrafos apenas, que bien podríamos describir como un fabuloso timo: mientras el lector piensa que le serán narradas dos historias tradicionales, con un desarrollo y un fin convencionales, lo que ocurre, muy por el contrario, es que los relatos acaban torciéndose sobre sí mismos y generando una suerte de "recursividad" infinita. En Los gansos, por ejemplo, el relato avanza hasta el punto en que miles de gansos esperan su turno para poder atravesar un angosto puente. El narrador entonces se queda en silencio. ¿Qué ocurre? Simplemente que los gansos aún están pasando por la estrecha vía. Este sorpresivo gesto, que marca la recursividad recién mencionada, es verdaderamente excepcional en términos de la experiencia de lectura.
Obra compuesta de dos relatos breves, un par de párrafos apenas, que bien podríamos describir como un fabuloso timo: mientras el lector piensa que le serán narradas dos historias tradicionales, con un desarrollo y un fin convencionales, lo que ocurre, muy por el contrario, es que los relatos acaban torciéndose sobre sí mismos y generando una suerte de "recursividad" infinita. En Los gansos, por ejemplo, el relato avanza hasta el punto en que miles de gansos esperan su turno para poder atravesar un angosto puente. El narrador... Seguir leyendo
Los gansos y la vaca del rey
Este era un vendedor de gansos que tenía muchos miles de estas aves, y un día que supo que donde el rey iban a tener una gran fiesta, quiso llevarlos todos para ver si se los compraban. En el camino tropezó con un río que llevaba mucha agua, y buscando, buscando por donde pasarlo, dio al fin con un puentecito angosto, porque el que no cabía más que un ave.
Puso entonces todos sus gansos en fila, de a uno en fondo, y ocuparon muchas leguas de largo; entonces hizo que pasara un ganso por el puentecito; después otro; después otro, etc… (El que cuenta se queda callado, y cuando le preguntan ¿qué hubo?, responde: todavía van pasando los gansos).