Un reino envuelto en la bruma del sueño, unos monarcas convertidos en preocupados padres y una bella princesa con insomnio son los protagonistas de este cuento, de estructura tradicional y reminiscencias folclóricas, que ofrece una solución imaginativa al desvelo de la pequeña gracias a la aparición en escena de un simpático duende, agraciado con poderes mágicos y que anhela lo que otros desprecian... ¿y de qué se trata? Para ello habrá que leer o escuchar la historia atentamente... y con una cama -con dosel, a ser posible- muy cerca. La atmósfera fantástica del relato se envuelve en coloristas y expresivas ilustraciones en las que el azul -tradicionalmente asociado al sueño- cobra especial protagonismo. Ende nunca defrauda.
Un reino envuelto en la bruma del sueño, unos monarcas convertidos en preocupados padres y una bella princesa con insomnio son los protagonistas de este cuento, de estructura tradicional y reminiscencias folclóricas, que ofrece una solución imaginativa al desvelo de la pequeña gracias a la aparición en escena de un simpático duende, agraciado con poderes mágicos y que anhela lo que otros desprecian... ¿y de qué se trata? Para ello habrá que leer o escuchar la historia... Seguir leyendo
Tragasueños
En Dormilandia, lo principal para todo el mundo es el dormir. Por eso se llama así el país. Y no es lo más importante cuántas horas pueda uno llegar a dormir, sino lo bien que las duerma. Porque existe una diferencia entre dormir y dormir bien. En opinión de los dormilandeses, quien duerme bien es de carácter amable y tiene la cabeza clara. Por eso nombran rey a quien más profundamente logre dormir.
Hubo allí una vez un rey y una reina que tenían una hija llamada Dormilina. Es un nombre muy bonito, ¿no? Y la princesita era también una niña muy bonita. Todo el que la veía tenía que reconocerlo. Dormilina vivía con sus padres en el palacio de los Sueños y dormía entre sábanas blanquísimas en un gigantesco lecho con dosel.
Sin embargo, la princesita Dormilina nunca quería acostarse, llegada la noche, y cada vez encontraba nuevas excusas para permanecer levantada un ratito más...