El humor es un arma poderosa y, quizá, la más inteligente para superar las dificultades y afrontar aquello con lo que no nos sentimos cómodos; claro que... habrá que preguntarse si lo que nos digusta es tan importante como creemos o, más bien, como otros pretenden que creamos, pues la sociedad encumbra valores en función de parámetros difusos que, en muchas ocasiones, poco tienen que ver con la dignidad humana. Esto es especialmente apreciable en el caso del canon estético imperante; curiosamente, la hipermodernidad ha traído consigo dos variantes contrapuestas al respecto: la obsesión por ajustarse a dicho canon (construido con proporciones, medidas y facciones que casi nadie posee o de las que la mayoría disfruta a través de la cirugía), y, a la par, la guerra de resistencia de las nuevas identidades (surgidas, fundamentalmente, con el cambio de siglo) contra el sometimiento a formulaciones impuestas, que poco ayudan a la emancipación del individuo. Este divertido álbum es buena prueba de este último punto de vista; en él encontraremos un catálogo de aspirantes a entrar en ese arbitrario canon, que van a recibir un impagable consejo de Marcial, un tipo feliz cual perdiz con su desgarbada pose. Refrescante y liberador.
El humor es un arma poderosa y, quizá, la más inteligente para superar las dificultades y afrontar aquello con lo que no nos sentimos cómodos; claro que... habrá que preguntarse si lo que nos digusta es tan importante como creemos o, más bien, como otros pretenden que creamos, pues la sociedad encumbra valores en función de parámetros difusos que, en muchas ocasiones, poco tienen que ver con la dignidad humana. Esto es especialmente apreciable en el caso del canon estético imperante; curiosamente, la hipermodernidad ha... Seguir leyendo
¡Sé tú mismo y nada más!
Tengo yo de natural
un peinado singular.
Les parece a Teo y Leo
que el pelo pincho es muy feo.
Y mi tío Basiliso
prefiere el pelo liso.
Los ojos color turquesa
quisiera tener Vanesa.
Mi abuelito, don Alejo,
querría ser menos viejo.