Es la hora. La tortuga acaba de decidir que este es el momento preciso en el que hay que comenzar la hibernación anual. Pero parece que sus amigos se han confabulado para impedirlo. Aunque a todos nos encantan los regalos, (y más cuando se trata de una mantita, un gorro o, mejor aún, un pastel de pera); cuando el cansancio vence y se empiezan a caer los párpados, no existe ninguno mejor que un sueño reparador. La hora de dormir es, con frecuencia, uno de los momentos de mayor fricción entre los pequeños y sus padres, los primeros tienen demasiada energía para quedarse quietos, los segundos están demasiado agotados para seguir su ritmo a ciertas horas. Afortunadamente, los niños, aunque no hibernan como nuestra tortuga, sí acaban quedándose dormidos... con suerte, unas cuantas horas. ¡Todos a la cama! Un entrañable relato para ayudar a los lectores a no temer a la noche ni a la oscuridad y afrontar el desasosiego que a veces produce el momento de dormir con la mejor sonrisa.
Es la hora. La tortuga acaba de decidir que este es el momento preciso en el que hay que comenzar la hibernación anual. Pero parece que sus amigos se han confabulado para impedirlo. Aunque a todos nos encantan los regalos, (y más cuando se trata de una mantita, un gorro o, mejor aún, un pastel de pera); cuando el cansancio vence y se empiezan a caer los párpados, no existe ninguno mejor que un sueño reparador. La hora de dormir es, con frecuencia, uno de los momentos de mayor fricción entre los pequeños y sus padres, los primeros tienen... Seguir leyendo
La tortuga que quería dormir
Había una vez una tortuga que tenía mucho sueño.
Tenía tanto sueño que iba a dormir todo el invierno.
-Uuuaaa...! -bostezó.
Ya estaba en la cama con su camisón a rayas.
Se había cepillado los dientes y había mullido la almohada.
Sus ojos se estaba cerrando, el tictac del reloj la estaba adormilando...