Con prosa limpia, casi áspera, esta novela nos acerca al intenso dolor de una adolescente que acaba de perder a su madre de forma repentina. En la mente traumatizada de la joven cabe la fantasía, cabe su amor a la música, tiene presente a su padre, pero el vacío de la ausencia materna es tan intenso que sólo puede hacerse preguntas cuya respuesta concluye siempre con la inexorable realidad de la muerte. Merece reseñarse, al margen de la indudable calidad de la prosa de Igerabide, el tratamiento realista y las dosis de franqueza que el autor despliega ante un asunto que, con frecuencia, la literatura infantil y juvenil edulcora, callando así la verdad del sufrimiento humano, ante el que rara vez es posible hallar explicación y consuelo. La cercanía temporal de la pérdida y el estrecho vínculo propio de la relación entre una madre y sus hijos, aboca a una tristeza que, en el caso de María, la protagonista, termina mutando en introspección, en búsqueda de algo que logre aplacar su desconcierto y angustia.

Con prosa limpia, casi áspera, esta novela nos acerca al intenso dolor de una adolescente que acaba de perder a su madre de forma repentina. En la mente traumatizada de la joven cabe la fantasía, cabe su amor a la música, tiene presente a su padre, pero el vacío de la ausencia materna es tan intenso que sólo puede hacerse preguntas cuya respuesta concluye siempre con la inexorable realidad de la muerte. Merece reseñarse, al margen de la indudable calidad de la prosa de Igerabide, el tratamiento realista y las dosis de franqueza que el autor... Seguir leyendo