Martín no es como los demás niños. Despistado hasta límites insospechados, siempre ha tenido una especial habilidad para perder todo tipo de objetos, pero esta vez es diferente. Debe encontrar su álbum de fotos cuanto antes, demasiados recuerdos importantes para resignarse. Tal vez es culpa de los uttukis, les encanta ir al mundo de los humanos a robar cosas. O quizás haya ido a parar al laberinto, justo después de la ladera de las llaves y el prado de los pisapapeles. Todo es más sencillo siempre si tiene a Canica y Lucía de su lado. Un imaginativo y delicioso relato de iniciación, ilustrado con delicadeza, dulzura y originalidad a base de imágenes, en blanco y negro, que conservan la frescura del primer boceto.
Martín no es como los demás niños. Despistado hasta límites insospechados, siempre ha tenido una especial habilidad para perder todo tipo de objetos, pero esta vez es diferente. Debe encontrar su álbum de fotos cuanto antes, demasiados recuerdos importantes para resignarse. Tal vez es culpa de los uttukis, les encanta ir al mundo de los humanos a robar cosas. O quizás haya ido a parar al laberinto, justo después de la ladera de las llaves y el prado de los pisapapeles. Todo es más sencillo siempre si tiene a Canica y... Seguir leyendo
Martín en el mundo de las cosas perdidas
Martín era un experto en perder las cosas. Ya desde bebé, los chupetes y los sonajeros desaparecían de su cuna sin dejar rastro. Su colección de animales de la selva de plástico fue reduciéndose, y pasó de llenar un tambor de detergente vacío a caber dentro de una caja de zapatos. Durante su primer día en el cole, perdió el azul y el verde de su caja de lapiceros y tuvo que colorear el cielo de marrón y los cocodrilos de rosa.