Las dunas azules
La misma sensación que despertar sumergido en una bañera de agua helada, con la piel de garbanzo, los oídos llenos de líquido y la cara reseca por el jabón. Sin saber muy bien cómo se ha llegado hasta ahí, por qué se está ahí. Convencido de haberme metido en la cama como todas las noches: con la luz dorada de la Alhambra llenando la habitación y envuelto por la respiración dulce de Zohra.