El Ratoncito que se comió la luna y que buscaba una casa a la medida, protagoniza una nueva aventura. En esta ocasión, ve una pelota roja que cuelga de un árbol y se decide a cogerla. Como él es pequeño y no llega, pide ayuda a su amigo Topo y, después, a Conejo. Cada uno ve un objeto diferente, eso sí de color rojo. Ante la dificultad de alcanzarlo por sí solos, deciden subirse uno encima del otro. Las fuerzas les fallan y los tres caen al suelo y, con ellos, un montón de... ¡cerezas rojas! La amistad y la unión hacen la fuerza y consiguen buenos resultados. Un álbum, muy colorido y bien secuenciado, con un final inesperado, que consigue sorprender al lector.
El Ratoncito que se comió la luna y que buscaba una casa a la medida, protagoniza una nueva aventura. En esta ocasión, ve una pelota roja que cuelga de un árbol y se decide a cogerla. Como él es pequeño y no llega, pide ayuda a su amigo Topo y, después, a Conejo. Cada uno ve un objeto diferente, eso sí de color rojo. Ante la dificultad de alcanzarlo por sí solos, deciden subirse uno encima del otro. Las fuerzas les fallan y los tres caen al suelo y, con ellos, un montón de... ¡cerezas rojas! La amistad y la... Seguir leyendo
El ratón y la pelota roja
Una mañana, el Ratoncito miró hacia el árbol y vio que de una rama colgaba algo rojo y brillante.
"¡Oh, qué pelota más bonita! ¡Cómo me gustaría tenerla!", pensó El Ratoncito e intentó alcanzarla, pero él solo no podía.
-Necesito ayuda -dijo-. Se la pediré a mi amigo el Topo. Así podremos jugar juntos con la pelota.
-Hola, Topo, ¿estás ahí? -preguntó el Ratoncito-. ¡Acabo de ver una pelota muy bonita colgada en el árbol!