Uno, dos, tres, cuatro… ¡sigue tú…! Contar, a secas, puede ser aburrido, pero si al mismo tiempo viajamos entre las islas, nos adentramos en el espesor de la selva, en las galerías subterráneas del castillo, paseamos por el aeropuerto un día de mucho trasiego, por las montañas donde se refugia el Yeti o incluso escapamos al espacio exterior, el proceso es mucho más divertido y excitante. A la vez que conocemos distintos hábitats y escenarios, debemos fijarnos en objetos y personajes de todo tipo e identificar cuáles se repiten tantas veces como la cifra que abre cada capítulo. Un inteligente ejercicio ilustrado en donde la naturaleza y los animales son los protagonistas, que contribuye en el proceso de aprendizaje de los primeros números a la vez que, seguro, consigue hacer sonreír al niño.
Uno, dos, tres, cuatro… ¡sigue tú…! Contar, a secas, puede ser aburrido, pero si al mismo tiempo viajamos entre las islas, nos adentramos en el espesor de la selva, en las galerías subterráneas del castillo, paseamos por el aeropuerto un día de mucho trasiego, por las montañas donde se refugia el Yeti o incluso escapamos al espacio exterior, el proceso es mucho más divertido y excitante. A la vez que conocemos distintos hábitats y escenarios, debemos fijarnos en objetos y personajes de todo tipo e identificar... Seguir leyendo