Todos los amantes de Lisboa saben que el elétrico 28 es un tranvía muy especial. Su sinuoso recorrido atraviesa algunas de las zonas con más encanto de la capital lusa: Bairro Alto, Alfama, Chiado, Graça, Jardim da Estrela… Entre ascensos y descensos por el empedrado sus ventanas de madera ofrecen un balcón único y exclusivo para conocer de cerca la vida cotidiana de la ciudad. Es refugio de amantes, turistas, carteristas, aventureros y también de trabajadores que disfrutan de un transporte eficaz y evocador para llegar a sus puestos cada mañana. A través de una perfecta simbiosis de imágenes y texto conocemos a uno de los conductores más famosos de esta línea: Amadeo. Tras desayunar, como cada día, inicia su recorrido dispuesto a echar una mano a todos esos enamorados indecisos que necesitan un último “empujón”. Pero sabe que, pronto, la jornada acabará para siempre y no está seguro de que alguien pueda continuar con esa “secreta” labor complementaria. El perfume de la ciudad, ese que cantaba Amalia Rodrigues en sus fados, se respira en cada estampa, una colorista aventura llena de poesía que rinde homenaje no solo a este emblemático tranvía, también a otros iconos culturales portugueses y, por supuesto, al amor. Porque es más fácil enamorarse en Lisboa…
Todos los amantes de Lisboa saben que el elétrico 28 es un tranvía muy especial. Su sinuoso recorrido atraviesa algunas de las zonas con más encanto de la capital lusa: Bairro Alto, Alfama, Chiado, Graça, Jardim da Estrela… Entre ascensos y descensos por el empedrado sus ventanas de madera ofrecen un balcón único y exclusivo para conocer de cerca la vida cotidiana de la ciudad. Es refugio de amantes, turistas, carteristas, aventureros y también de trabajadores que disfrutan de un transporte eficaz y evocador... Seguir leyendo
Elétrico 28
Como todos los días, Amadeo se levanta temprano.
Le hace unos mimos a su gato, Bolivar, se da una ducha y se afeita.
Después le da algo de comida, le da un beso y se va.
Como todos los días, Amadeo desayuna en la cafetería de Eugenia: "Bom dia, Eugenia. Un café y un pastel de nata".