Concebido en tono poético, a medio camino entre la fantasía y alguna que otra realidad, la autora aprovecha el poco afecto que suelen despertar los insectos para construir una sencilla y bella historia protagonizada por una singular familia. El padre, al borde de la jubilación, tiene entre sus entretenimientos principales velar por la “salud” de moscas, mosquitos, grillos y demás congéneres. Su hijo, sin embargo, siente aversión por este tipo de animales. A lo largo del relato descubrimos las costuras de la trama a través de bellas imágenes que retratan el día a día en el mundo invertebrado, una realidad mágica a la que el pequeño Noc va a acceder como nuevo Cuidador Oficial de los Insectos, título que se confirma con la entrega de la Aguja Sanadora, un instrumento que permite curar todo tipo de “lesiones”. ¿Conseguirá superar su fobia? ¿Descubrirá nuevas habilidades? Su hermana Lulú ayuda al protagonista en todo este proceso, narrado con sensibilidad en un pequeño y seductor formato. La estética del mismo atraerá a los pequeños lectores sumergiéndoles en una bonita aventura iniciática con aroma de clásico.
Concebido en tono poético, a medio camino entre la fantasía y alguna que otra realidad, la autora aprovecha el poco afecto que suelen despertar los insectos para construir una sencilla y bella historia protagonizada por una singular familia. El padre, al borde de la jubilación, tiene entre sus entretenimientos principales velar por la “salud” de moscas, mosquitos, grillos y demás congéneres. Su hijo, sin embargo, siente aversión por este tipo de animales. A lo largo del relato descubrimos las costuras de la trama a... Seguir leyendo
El pequeño cuidador de insectos
Hoy es el día en el que Noc pasa a ser oficialmente Cuidador de Insectos. Como ocurre con los reyes, los príncipes o los emperadores, Noc no ha elegido su título. Sus antepasados lo han hecho por él. Miles y miles de insectos han venido de todos los rincones del planeta para conocerlo. Han formado una cola tan larga que rodea todo el bosque de los jabalíes. Así que para pasar el tiempo hablan de alas rotas, de caparazones agujereados y de la famosa Aguja Sanadora.