El Conejo ya se lo ha advertido seriamente: ¡el bosque da miedo! Pero el Ratoncito es descarado y valiente, y le importa bien poco que entre la oscuridad de la maleza se escondan animales grandes y espeluznantes. Paso a paso va topándose con ellos y, como había anunciado, no provocan en él ningún temor. Pero cuando se encuentra una solitaria casa y empuja su puerta… ¿¡?! El troquel abre un nuevo camino en esta historia sobre la osadía que introduce algunas pinceladas de humor. Los primeros planos de sus protagonistas permiten advertir el trazo delicado y todos los matices presentes en el trabajo exhaustivo del narrador e ilustrador, que ya ha obsequiado al público infantil con otras aventuras protagonizadas por el mismo roedor. Una fábula amable sobre la importancia de afrontar con coraje la toma de decisiones, para leer en compañía y descubrir juntos las debilidades del protagonista.
El Conejo ya se lo ha advertido seriamente: ¡el bosque da miedo! Pero el Ratoncito es descarado y valiente, y le importa bien poco que entre la oscuridad de la maleza se escondan animales grandes y espeluznantes. Paso a paso va topándose con ellos y, como había anunciado, no provocan en él ningún temor. Pero cuando se encuentra una solitaria casa y empuja su puerta… ¿¡?! El troquel abre un nuevo camino en esta historia sobre la osadía que introduce algunas pinceladas de humor. Los primeros planos de sus protagonistas... Seguir leyendo
El ratón que no tenía miedo
Un buen día, el Ratoncito decidió jugar a explorar.
- Ni se te ocurra ir a jugar al bosque -dijo el Conejo-.
Da miedo y está lleno de animales grandes y espeluznantes.
- A mí no me asusta nada -dijo el Ratoncito-. Ni siquiera los animales grandes y espeluznantes. Puede que sea pequeño ¡pero no tengo miedo de nada!