Una sencilla y agradable balada, indicada para enseñar a los bebés a conocer los números del uno al diez a partir del recuento de sus dedos, sirve como hilo conductor para un relato que muestra a los pequeños la diversidad del mundo al que han llegado hace pocos meses. Las diferencias, a pesar de las distintas apariencias físicas que puede conocer, son mínimas entre todos los niños del mundo. Tienen las mismas necesidades y merecen el mismo tiempo para ser felices y jugar en libertad que el propio lector de esta historia, un texto que sin duda se enriquece con el calor y la entonación adecuada de un buen o una buena narradora, como la madre que aparece en la parte final del álbum, radiante gracias al excelente trabajo gráfico de una clásica de la literatura infantil, Helen Oxenbury, que fiel a sus principios estéticos regala una colección de ilustraciones enternecedoras, mediante las que retrata a bebés de todas las partes del mundo en actitudes habituales de la infancia. Ideal para esta misma noche, antes de ir a dormir…

Una sencilla y agradable balada, indicada para enseñar a los bebés a conocer los números del uno al diez a partir del recuento de sus dedos, sirve como hilo conductor para un relato que muestra a los pequeños la diversidad del mundo al que han llegado hace pocos meses. Las diferencias, a pesar de las distintas apariencias físicas que puede conocer, son mínimas entre todos los niños del mundo. Tienen las mismas necesidades y merecen el mismo tiempo para ser felices y jugar en libertad que el propio lector de esta historia, un... Seguir leyendo