De partida, los ingredientes principales de este primer libro de una nueva trilogía, no pueden ser más atractivos, especialmente para los amantes del género noir y de las novelas de misterio y aventuras. Un tren que bordea una de las zonas más espectaculares de la península ibérica, el corredor cantábrico; un misterioso asesinato, un implicado amnésico en el lugar equivocado, huellas y objetos que confirman una culpabilidad (¿erróneamente?); personajes sospechosos, una investigación criminal al ritmo del traqueteo y de las sorpresas, recuerdos y, siempre, la huida, ese elemento tan hitchcockiano… Un aire cautivador, tan presente en tantas obras cinematográficas y literarias (desde el evidente Asesinato en el Orient Express hasta The Lady Vanishes, de Ethel Lina White); que convierte el original rompecabezas en un apasionante thriller en el que se aprecian las tres herramientas básicas del género: magnicidio, inteligente juego con el lector e investigación, en este caso tiznada de ciertos elementos paranormales, aspecto interesante que aporta otro color al relato. El tratamiento de los personajes es muy eficaz, y la trama está concebida para desembocar en un cliffhanger de tal modo que los lectores esperen ansiosos los siguientes episodios de la saga (anunciados en las guardas). Y como ingrediente extra la zona escogida para desarrollar la acción. El revisor anuncia que habrá variadas y nuevas emociones en las próximas paradas.

De partida, los ingredientes principales de este primer libro de una nueva trilogía, no pueden ser más atractivos, especialmente para los amantes del género noir y de las novelas de misterio y aventuras. Un tren que bordea una de las zonas más espectaculares de la península ibérica, el corredor cantábrico; un misterioso asesinato, un implicado amnésico en el lugar equivocado, huellas y objetos que confirman una culpabilidad (¿erróneamente?); personajes sospechosos, una... Seguir leyendo