Como dicen los autores de esta divertida obra didáctica “comprender la ciencia es comprender como funciona el mundo”. Para ello no hace falta tener un laboratorio con la última tecnología, simplemente ganas de pasarlo bien, curiosidad e interés por descubrir todos los secretos de la química, física, biología e ingeniería. A partir de objetos cotidianos, y siempre teniendo en cuenta unos preceptos básicos de seguridad para no sufrir accidentes en las experimentaciones, se proponen setenta ingeniosos experimentos mediante los que podemos diseñar lámparas de “lava”, tinta invisible, limones eléctricos, fuentes “efervescentes” y hasta un “walkie-talkie primitivo". Muchos de los ejercicios, siempre en tono lúdico y alejados de las dinámicas vinculadas a la escuela, refuerzan acciones higiénicas cotidianas (la importancia de lavarse los dientes), conocimientos astronómicos (el mapa del sistema solar) o alimenticios (“¡Hierro en tus cereales!”). La obra contiene una colección de ilustraciones, esquemas e infografías que ayudan a ejecutar cada propuesta con facilidad. También incluye un glosario final en el que se explica el significado de todo tipo de conceptos.

Como dicen los autores de esta divertida obra didáctica “comprender la ciencia es comprender como funciona el mundo”. Para ello no hace falta tener un laboratorio con la última tecnología, simplemente ganas de pasarlo bien, curiosidad e interés por descubrir todos los secretos de la química, física, biología e ingeniería. A partir de objetos cotidianos, y siempre teniendo en cuenta unos preceptos básicos de seguridad para no sufrir accidentes en las experimentaciones, se proponen setenta ingeniosos... Seguir leyendo