Tras asentarse en la ciudad, gracias sobre todo a la fidelidad de su buen amigo Pelanas, con quien pasa los mejores ratos, Sara parece que vuelve a tener algunos problemas. Su madre sufre las consecuencias de una relación amorosa fallida y la pequeña se vuelca en ofrecer todo el cariño y apoyo, ya sea con flores o arrumacos. Pero al mismo tiempo que la situación mejora y la casa toma color, irrumpe un nuevo personaje en la vida familiar que la protagonista considera un peligroso "invasor". El autor afronta de nuevo temas cotidianos que, sin embargo, no suelen ser habituales en la LIJ. Con buen humor y la imaginación por bandera, igual que en anteriores aventuras, las andanzas de la joven normalizan los cambios en el ecosistema doméstico con naturalidad, a través de una trama ingeniosa -planteada como una "lucha de poder"-; que desemboca en una poderosa enseñanza para todos aquellos que se enfrentan a escenarios similares.
Tras asentarse en la ciudad, gracias sobre todo a la fidelidad de su buen amigo Pelanas, con quien pasa los mejores ratos, Sara parece que vuelve a tener algunos problemas. Su madre sufre las consecuencias de una relación amorosa fallida y la pequeña se vuelca en ofrecer todo el cariño y apoyo, ya sea con flores o arrumacos. Pero al mismo tiempo que la situación mejora y la casa... Seguir leyendo
Sara y Pelanas y el corazón roto
En la azotea de Sara hay una pradera donde
crece de todo: hierbabuena, salvia, cebollino,
manzanilla, perejil...¡incluso fresas!
Sara consiguió las semillas en la "Tienda para todo" y las sembró con ayuda de Pelanas.
También compró otra gran bolsa con
un precioso dibujo de flores silvestres.
Juntos dejaron caer las semillas, y el viento
las esparció por todas partes.
Quería darle un poco de alegría al patio.