La consigna estaba clara para los monitos: no descender hasta el árbol de los mangos bajo ningún concepto. Sin embargo la curiosidad y, sobre todo, el hambre, termina por convencer a los protagonistas y les conduce a caer en la tentación, a pesar del peligro real sobre el que han sido advertidos. Admirados por el sabor de los frutos, reúnen el valor suficiente para afrontar nuevas excursiones, sin embargo…
El escritor e ilustrador de origen irlandés regresa con un nuevo título en el que mantiene sus rasgos estéticos característicos (presentes en obras como Voy a portarme muy bien, Un poco perdido o Buenas noches a todos); diseños minimalistas, animales humanizados en los que se exageran las facciones y un peculiar uso del abanico cromático que ofrece cada tonalidad, junto con la elección de tipografías que se repiten a lo largo de toda su carrera, para configurar una fábula de corte clásico en lo que se refiere al argumento.
La consigna estaba clara para los monitos: no descender hasta el árbol de los mangos bajo ningún concepto. Sin embargo la curiosidad y, sobre todo, el hambre, termina por convencer a los protagonistas y les conduce a caer en la tentación, a pesar del peligro real sobre el que han sido advertidos. Admirados por el sabor de los frutos, reúnen el valor suficiente para afrontar nuevas excursiones, sin embargo…
El escritor e ilustrador de origen irlandés regresa con un nuevo título en el que... Seguir leyendo
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Monitos, tengo que irme.
Es MUY IMPORTANTE que ninguno
baje al árbol de los mangos.
¡Hay muchos tigres!
¡Qué pena
que no podamos
bajar al árbol
de los mangos!