Entre tubos de escape, riadas de gente y transeúntes despistados nació, al pie de una farola, un verde tallito verde en plena Gran Vía. Como era de esperar ante tanta algarabía, pasó inadvertido ante la población hasta que reparó en él una niña. La sorpresa creció al descubrir que la semilla ¡era de sandía! Ante este insólito nacimiento (rodeada de cemento) decide llevar a cabo una idea no menos sorprendente: construir con su fruto un nuevo prototipo de coche. ¿Y sí este proyecto tan loco hiciera cundir el ejemplo y la ciudad entera se llenase de vehículos vegetales? Dos grandes nombres de la literatura infantil y juvenil se unen para crear una divertida historia, con claro trasfondo ecológico, mediante el que a través de una fina crítica al mundo loco en el que vivimos plantean fantasías maravillosas protagonizadas por los únicos que tienen la llave para llevarlas a cabo con garantías: los niños. Las ilustraciones, inconfundibles, destacan el color de las frutas y vegetales frente a los grises de conductores y transportistas, barnizando toda la aventura de tonalidades verdosas.
Entre tubos de escape, riadas de gente y transeúntes despistados nació, al pie de una farola, un verde tallito verde en plena Gran Vía. Como era de esperar ante tanta algarabía, pasó inadvertido ante la población hasta que reparó en él una niña. La sorpresa creció al descubrir que la semilla ¡era de sandía! Ante este insólito nacimiento (rodeada de cemento) decide llevar a cabo una idea no menos sorprendente: construir con su fruto un nuevo prototipo... Seguir leyendo
Chófer de sandías
Este era que se era
y se era todavía
un verde tallito verde
que floreció en la Gran Vía.
Nació al pie de una farola
verde que le protegía,
porque siendo los dos verdes
el verde los confundía.