Las hermanas gemelas que protagonizan el relato podrían entonar, al unísono, la célebre melodía de John Lennon y Paul McCartney, With a Little Help from My Friends, que cantaba Ringo Starr. Aunque los personajes principales demuestran muy buena voluntad (hay una sociedad protectora de animales que necesita ayuda y ellas deciden vender zumos de naranja para recaudar fondos); su corta edad y experiencia les conducen a un previsible fracaso (un accidente con la jarra, dolor en los brazos de tanto exprimir…) Pero, poco a poco, reciben la ayuda inesperada de los vecinos, familiares y amigos, una aportación crucial que les ayudará a mejorar y a darse cuenta de que siempre es mejor trabajar en equipo. Al mismo tiempo, una fiesta de cumpleaños permite hacer nuevas amistades y romper estereotipos… En definitiva un paseo por la vida cotidiana de Ada y Valentina, retrato acertado de tantas familias similares, que esboza la necesidad de construir una convivencia sana y cooperativa en la comunidad, al mismo tiempo que reivindica el amor por los animales. Las ilustraciones, en blanco y negro y realizadas mediantes procedimientos digitales, acompañan al texto aportando una representación sencilla de los hechos narrados, con un estilo de trazo limpio que otorga rasgos caricaturescos a los personajes (ojos muy expresivos y cabezas de mayor tamaño que el resto del cuerpo). En la novela aparecen también algunos guiños y pequeños homenajes a películas y personajes literarios.
Las hermanas gemelas que protagonizan el relato podrían entonar, al unísono, la célebre melodía de John Lennon y Paul McCartney, With a Little Help from My Friends, que cantaba Ringo Starr. Aunque los personajes principales demuestran muy buena voluntad (hay una sociedad protectora de animales que necesita ayuda y ellas deciden vender zumos de naranja para recaudar fondos); su corta edad y experiencia les conducen a un previsible fracaso (un accidente con la jarra, dolor en los brazos de tanto exprimir…) Pero, poco... Seguir leyendo
¡Manos a la obra!
Días normales y corrientes
A veces, hay días buenos. Otros, son perfectos. Pero, sobre todo, existen los días normales y corrientes.
La familia López Martínez comenzó un día de esos. Un día normal y corriente. Puede ser que fuera martes. O miércoles. Esa mañana, las gemelas Ada y Valentina se levantaron de la cama. Se vistieron. La una de color verde (Ada). La otra de color naranja (Valentina).
Se lavaron.
Se peinaron.
Recorrieron el largo pasillo siguiendo el aroma de las tostadas recién hechas.