Un viaje cotidiano en autobús puede convertirse en una aventura inolvidable, sobre todo si el conductor apuesta por saltarse la rutina y permitir que el vehículo se transforme en un enorme rascacielos con capacidad para surcar aire, mar y tierra, si es necesario. Aburrido de que todos los días fueran iguales y con idénticos pasajeros (el señor de la corbata, la señora del cochecito, los niños ruidosos camino de la escuela...); decide tomar un nuevo rumbo, abierto a distintos acompañantes, sin un destino concreto pero, eso sí,... ¡felices e ilusionados! La travesía, muy amena y profusa en pequeños detalles gráficos que invitan a realizar varias lecturas, esconde una sorpresa desplegable que, al mismo tiempo, constituye el desenlace de la historia. Para seguir disfrutando tras finalizar la editorial proporciona divertidos pasatiempos, coloreables y fichas didácticas con el objetivo de que la diversión continue mucho más allá del libro.
Un viaje cotidiano en autobús puede convertirse en una aventura inolvidable, sobre todo si el conductor apuesta por saltarse la rutina y permitir que el vehículo se transforme en un enorme rascacielos con capacidad para surcar aire, mar y tierra, si es necesario. Aburrido de que todos los días fueran iguales y con idénticos pasajeros (el señor de la corbata, la señora del cochecito, los niños ruidosos camino de la escuela...); decide tomar un nuevo rumbo, abierto a distintos acompañantes, sin un destino... Seguir leyendo
El autobús de cien pisos
Era un martes por la mañana como otro cualquiera.
Como de costumbre, el conductor del autobús acabó su taza de té a las 5:57.
Como de costumbre, se puso su chaqueta a las 5:58.
Y, como de costumbre, subió a su autobús de dos pisos a las 5:59.