Bocas de la isla, barriletes o violinistas, con estos nombres se conoce a los cangrejos marinos semiterrestres que habitan en algunos puntos de la geografía costera, como la playa de la Casería, en la Bahía de Cádiz. Ellos son los protagonistas de una historia que, de forma inteligente, quiere alertar a los pequeños lectores sobre el impacto que la actividad del hombre puede ejercer en las especies marinas. David Gómez presenta a Luka, hijo de un músico en gira que acude a pasar el verano junto a sus abuelos a orillas del mar. El niño recorre algunos de los rincones preferidos de su padre y disfruta tanto de las preciosas estampas que el litoral ofrece en ese punto como de la presencia de un nutrido grupo de crustáceos que siempre aparece en la bajamar. Pero una mañana, cuando acude a tocar el violín ante este insólito público, descubre que los animales han desaparecido. Los autores reflejan a la perfección el espíritu de esta conocida cala, frecuentada por pescadores y los bañistas de la barriada, denunciando el posible origen de este misterio que tanto afecta al personaje principal, al que intenta consolar el abuelo. El apartado gráfico, a cargo de Silvia Álvarez, está realizado mediante texturas que recuerdan a los lápices de cera, con tratamiento digital, en llamativas tonalidades.

Bocas de la isla, barriletes o violinistas, con estos nombres se conoce a los cangrejos marinos semiterrestres que habitan en algunos puntos de la geografía costera, como la playa de la Casería, en la Bahía de Cádiz. Ellos son los protagonistas de una historia que, de forma inteligente, quiere alertar a los pequeños lectores sobre el impacto que la actividad del hombre puede ejercer en las especies marinas. David Gómez presenta a... Seguir leyendo