El abuelo ha tenido un accidente y la familia debe ir al hospital para ver cómo se encuentra. En consecuencia, Pablito debe quedarse por unas horas en casa del vecino, que intentará por todos los medios que este se entretenga. Pero, a pesar de que ha probado con todos los juegos y actividades que él cree más apropiados para su edad, el pequeño demuestra tener una gran personalidad, y se reafirma en otro tipo de aficiones con las que suele llenar sus momentos de ocio. Un sencillo pero eficaz relato para afianzar los sentimientos y emociones de los niños, que esboza una idea fundamental: no seguir la corriente general nunca te convertirá en una persona rara. Es interesante que, sin didactismos ni moralinas, un libro ilustrado afronte esta tipología de "conflictos" cotidianos que, sin duda, ayudarán a muchos pequeños lectores a reforzarse en sus ideas y hobbies e, igual de importante, a reafirmar el uso de la imaginación como herramienta crucial en la infancia para ser feliz.
El abuelo ha tenido un accidente y la familia debe ir al hospital para ver cómo se encuentra. En consecuencia, Pablito debe quedarse por unas horas en casa del vecino, que intentará por todos los medios que este se entretenga. Pero, a pesar de que ha probado con todos los juegos y actividades que él cree más apropiados para su edad, el pequeño demuestra tener una gran personalidad, y se reafirma en otro tipo de aficiones con las que suele llenar sus momentos de ocio. Un sencillo pero eficaz relato para afianzar los... Seguir leyendo
¡No soy raro!
Resulta que, un día de primavera en el que hacía mucho calor, el móvil de la mamá de Pablito empezó a sonar...
Después de colgar, esta le dijo muy preocupada:
- Pablito, lo siento, ahora no podemos ir a la piscina. El abuelito se ha tropezado mientras paseaba por el parque y debo visitarle en el hospital para ver cómo se encuentra.