Una enciclopedia visual de grandes dimensiones que garantiza horas y horas de entretenimiento. Cada doble página ofrece un extenso catálogo de vehículos u objetos asociados a ellos, desde el descubrimiento de la rueda hasta los proyectos más revolucionarios y futuristas, al mismo tiempo que sugiere un juego de búsquedas que garantiza la interactividad. El simpático Otto, un gato humanizado que evoluciona físicamente desde su primera aparición, en anteriores aventuras diseñadas por Schamp, ejerce como guía e hilo conductor en este recorrido por los cambios surgidos a lo largo de la historia y por las aportaciones realizadas por cada civilización. El volumen de datos e ilustraciones es tan abrumador que a veces resulta complicado seguir un orden lineal en la narración, pero esta característica, al mismo tiempo, permite lecturas variadas y diferentes cada vez que los más pequeños y curiosos de la casa se adentren en la evolución de los modelos propuestos, desde el caballo de Troya o la cuadriga romana hasta el siglo XXI y sus trenes bala y bicicletas eléctricas. ¿Qué nuevos prototipos aparecerán durante los próximos años? Para hacer más divertida la travesía, el personaje principal convive con otros divertidos animales que ejercen diversas profesiones o disfrutan practicando sus hobbies, como Brutus o Merlón. En la misma colección, trufada de buen humor, podemos apreciar el depurado estilo gráfico del Studio Lannoo (Aurélie Matthys) en una propuesta similar centrada en los colores.
Una enciclopedia visual de grandes dimensiones que garantiza horas y horas de entretenimiento. Cada doble página ofrece un extenso catálogo de vehículos u objetos asociados a ellos, desde el descubrimiento de la rueda hasta los proyectos más revolucionarios y futuristas, al mismo tiempo que sugiere un juego de búsquedas que garantiza la interactividad. El simpático Otto, un gato humanizado que evoluciona físicamente desde su primera aparición, en Seguir leyendo
El libro más divertido de todos los vehículos
ANTIGÜEDAD
Nadie sabe quién inventó la rueda ni dónde ni cuándo...
Este antepasado de Otto también desciende de los monos.
Las primeras ruedas eran de madera; por eso no se han conservado.
Las piedras se conservan mejor.
En el antiguo Egipto arrastraban enormes bloques de piedra hasta el lugar en que construían las pirámides.