Nuestro hogar está en aquel lugar en el que nos sentimos queridos. Por eso cuando Oso tuvo que abandonar precipitadamente su guarida, como consecuencia de un terrible incendio en el bosque bajo el que se cobijaba, no paró hasta encontrar un espacio en el que sus habitantes mostrasen empatía. El camino del plantígrado está trufado de desagradables encuentros con otros animales humanizados, carentes de valores fraternales; pero los rayos de sol terminan por brillar, entre el musgo suave, para conformar un nuevo entorno familiar. Una fábula que sirve como metáfora y altavoz de los sentimientos de tantos que en las sociedades contemporáneas se ven obligados a huir en busca de nuevos espacios y se encuentran, de base, con un rechazo frontal injustificado e insolidario. Las brumosas y creativas ilustraciones de la popular artista alemana, Mención Especial en el Premio Ragazzi de Bolonia, potencian el calado del relato, concebido con especial sensibilidad para conmover a pequeños y mayores en una sesión de lectura compartida.
Nuestro hogar está en aquel lugar en el que nos sentimos queridos. Por eso cuando Oso tuvo que abandonar precipitadamente su guarida, como consecuencia de un terrible incendio en el bosque bajo el que se cobijaba, no paró hasta encontrar un espacio en el que sus habitantes mostrasen empatía. El camino del plantígrado está trufado de desagradables encuentros con otros animales humanizados, carentes de valores fraternales; pero los rayos de sol terminan por brillar, entre el musgo suave, para conformar un nuevo entorno... Seguir leyendo
Un hogar para Pequeño Oso

Pequeño Oso vivía feliz
en el corazón del bosque.
Le encantaba sentarse en su roca favorita
bajo el haya, caminar entre los árboles
y recoger bayas.
Y cuando el sol se ocultaba y el cielo se ponía oscuro,
Pequeño Oso se acurrucaba en la cama
de hojas de su acogedora cueva.
La vida era maravillosa.