E. Spinelli y J. Dyer se vuelven a unir para crear esta entrañable historia protagonizada por una araña, en la que se mezclan soledad, ternura y amistad, con un final que deja un cierto sabor agridulce. Dyer combina en sus dibujos la fantasía, como muestra el rostro y el cuerpo de mujer de que dota al araña, con un realismo asombroso, reflejado en el entorno y en el aspecto del resto de los personajes. Aunque las ilustraciones, realizadas en acuarela, no son muy innovadoras, la propuesta artística acaba rsultando atractiva.E. Spinelli y J. Dyer se vuelven a unir para crear esta entrañable historia protagonizada por una araña, en la que se mezclan soledad, ternura y amistad, con un final que deja un cierto sabor agridulce. Dyer combina en sus dibujos la fantasía, como muestra el rostro y el cuerpo de mujer de que dota al araña, con un realismo asombroso, reflejado en el entorno y en el aspecto del resto de los personajes. Aunque las ilustraciones, realizadas en acuarela, no son muy innovadoras, la propuesta artística acaba rsultando atractiva.
La obra maestra de Sofía
Sofía no era una araña cualquiera. Sofía era una artista. Tejía las telas de araña más maravillosas que nadie jamás hubiera visto. Sus compañeras decían que era fantástica. Y su mamá estaba francamente orgullosa. Todos estaban seguros de que algún día Sofía tejería una obra maestra. Cuando Sofía se hizo mayor, decidió irse a vivir su vida, y se mudó a la Pensión Beekman.