Unas invitadas de excepción
Era una ocasión especial, un día de fiesta. Sachin y Carlos, gemelos idénticos, estaban seguros porque después de desayunar su mamá los había lavado a conciencia y cepillado enérgicamente, eliminando de sus cabellos el menor resto de cereales, galletas y migas de pan.
Luego, mientras los ayudaba a ponerse a toda prisa las chaquetas de seda china, los niños habían observado otra cosa rara: su padre estaba echando una mano en la cocina.