El señor Guerra y la señora Paz

El señor Guerra vivía en una colina donde siempre llovía y tronaba. El señor Guerra tenía una gran mansión de madera que se caía a trozos, y pocas veces salía de su casa, si no era para gritarle al tendero que le llevaba la comida.
-¡Espadas oxidadas! ¡Me ha vuelto a traer yogures de fresa!
-Es que... los de pera se me han terminado -contestaba asustado el tendero.