Novela de buenas intenciones hacia un mundo crispado, en el que la anciana Lizzi entabla una amistad con este personaje fantástico tan tierno. Cuando Vampirillo crece y logra volar se alimenta también de la vesícula biliar de la gente que ve enfadada, con una crítica mordaz a la falta de convivencia sensata en las ciudades. ¡Sería estupendo que hubiera otros vampirillos así, que combatieran la falta de humor! Pero también lo descubre el profesor Obermeier que desea utilizarlo sin valorar que la falta de libertad podría costarle la vida. Novela de buenas intenciones hacia un mundo crispado, en el que la anciana Lizzi entabla una amistad con este personaje fantástico tan tierno. Cuando Vampirillo crece y logra volar se alimenta también de la vesícula biliar de la gente que ve enfadada, con una crítica mordaz a la falta de convivencia sensata en las ciudades. ¡Sería estupendo que hubiera otros vampirillos así, que combatieran la falta de humor! Pero también lo descubre el profesor Obermeier que desea utilizarlo sin valorar que la falta de libertad podría costarle la vida.

El Vampirillo

La señora Lizzi tenía, según su partida de nacimiento, sesenta y siete años, pero ella no se sentía como si tuviese sesenta y siete años. «Solo en las articulaciones», decía de vez en cuando. «Ahí si que siento que tengo sesenta y siete años. Especialmente cuando cambia el tiempo; pero por lo demás no. Lo cierto es que el tiempo que pasa entre dos cumpleaños es demasiado corto. ¿Cómo puedo uno acostumbrarse tan rápido a tener de nuevo un año más?»
La señora Lizzi había ido a un balneario para curarse las articulaciones.