Esta obra de teatro para niños que puede disfrutarse como lectura y dramatizada mereció el Premio Lazarillo 2004. La protagoniza la reina Berenguela, un atractivo personaje histórico aureolado de leyenda, que aquí encarna la necesidad de amor y el ansia de libertad, y que se ve abocada a un destino trágico. Un viejo vagabundo que cuida de las palomas de la calle es, desde su óptica cálida y poética, quien da a conocer la historia de Berenguela a Paloma, una niña de nuestros días que también sufre al ser discriminada por los otros niños. Esta obra de teatro para niños que puede disfrutarse como lectura y dramatizada mereció el Premio Lazarillo 2004. La protagoniza la reina Berenguela, un atractivo personaje histórico aureolado de leyenda, que aquí encarna la necesidad de amor y el ansia de libertad, y que se ve abocada a un destino trágico. Un viejo vagabundo que cuida de las palomas de la calle es, desde su óptica cálida y poética, quien da a conocer la historia de Berenguela a Paloma, una niña de nuestros días que también sufre al ser discriminada por los otros niños.

La noche de la reina Berenguela

En un rincón de la Capilla de las Reliquias de la Catedral de Santiago se encuentra la tumba de la reina doña Berenguela, hermoso sepulcro de comienzos del siglo XIII que perpetúa en piedra la mítica belleza que, según los dichos y las crónicas, distinguió en vida a la esposa de Alfonso VII, rey de Galicia, León y Castilla.
Una antigua tradición compostelana cuenta que la reina Berenguela se despierta de su sueño pétreo todas las noches del 24 de julio.