Interesante novela que combina con inteligencia dos temas siempre complejos: el respeto al medio ambiente y las dificultades de la preadolescencia. El padre de Jim Martin ha muerto hace dos años y él pasa una época difícil. George McCrae, buzo profesional, lo invita a pasar el verano para trabajar en el control de abalones, en el archipiélago de la Isla Carlota, Canadá. Allí conoce a Julia, una chica de su edad, con quien entabla una bonita amistad. Un día, paseando en kayak, ambos encuentran al Dark Sable, el barco de los cazadores furtivos. Con George y el resto de la tripulación, más la Guardia Costera, les tienden una trampa que permitirá pillarlos.
Interesante novela que combina con inteligencia dos temas siempre complejos: el respeto al medio ambiente y las dificultades de la preadolescencia. El padre de Jim Martin ha muerto hace dos años y él pasa una época difícil. George McCrae, buzo profesional, lo invita a pasar el verano para trabajar en el control de abalones, en el archipiélago de la Isla Carlota, Canadá. Allí conoce a Julia, una chica de su edad, con quien entabla una bonita amistad. Un día, paseando en kayak, ambos encuentran al Dark Sable, el barco de los... Seguir leyendo
El verano de los abalones
Jim Martin tiró el papel arrugado con las notas finales sobre la mesa delante de su madre, y abrió la puerta de la nevera, examinando con ojo crítico el interior.
–¿Por qué nunca hay nada que apetezca comer en este estúpido trasto? –preguntó.
No hubo ninguna respuesta. Hurgó con el dedo en el plástico que cubría herméticamente un cuenco con puré de patatas.
–Bueno, ¿qué? –volvió a preguntar, reacio a apartar la vista del interior iluminado.
Tampoco hubo respuesta. Echó un vistazo por encima del hombro. Su madre estaba recostada en su butaca, sosteniendo las notas de sexto de Jim con los brazos extendidos.