Pentamerón. El cuento de los cuentos
Dice uno de esos proverbios rancios, de antiguo cuño, que quien busca lo que no debe encuentra lo que no quiere; como sabido es que el mono, por ponerse botas, quedó prendido del pie. Igual cosa le ocurrió a una esclava harapienta que jamás había usado zapatos y pretendió ceñirse una corona a la cabeza. Pues tal como el molino elimina todas las asperezas y siempre llega el día de la rendición de cuentas, aquélla, por haberse adueñado con añagazas de algo que pertenecía a otros, acabó en medio de una rueda de coces y tanto como se había encumbrado así de bajo cayó, de la manera que a continuación se cuenta.