Marlon, el número 10
La pelota volaba directamente hacia mí y, en un abrir y cerrar de ojos, todos los ruidos del mundo se fundieron en un rumor grave, continuo, cada vez más fuerte. Dejé de pensar y simplemente actué: di tres pasos enérgicos y decididos para volar al encuentro del esférico. Cogí impulso con la pierna izquierda y pegué un gran salto. Surfeé aquel runrún igual que una gran ola, y mi cabeza planeó sobre el campo como un satélite. Vi a todas las Fieras en sus posiciones y, tras haber procesado todos esos datos, centré.