El diagnóstico y otros relatos
Una vez, hace muchos, muchísimos años, la vida se desarrollaba al aire libre. Sólo se entraba en las casas cuando se tenía hambre o frío. Si uno quería encontrarse con alguien, tenía que ser un encuentro físico. Pero de eso hace ya mucho tiempo. ¿Para qué salir si el mundo entero se desarrolla de puertas adentro? El ser humano no vive más que 80 o 90 años. De algún modo, vivimos siempre, claro está. No podemos escondernos de nuestros descendientes. Dentro de mil años habrá alguna persona desconcertada que me vea sentado aquí, delante de la pantalla. Pero no experimentamos más que 80 o 90 años. ¿Para qué íbamos a salir?