Bien escrita y, sobre todo, muy bien ambientada en lo que respecta a las costumbres y la cultura africanas, esta novela es una suerte de safari que lleva de la mano al lector para que se adentre en el corazón de África. Para ello se sirve de un relato de aventuras, en el que la princesa Tchinza, que significa «antílope» en lengua shona, es prisionera del jefe zulú Shaka y decide arriesgarse para volver a Zimbabue, su tierra. Aprovechando la visita de un extranjero de turbante amarillo, Tchinza se ofrece como guía para ayudarlo a encontrar la ciudad de piedra, lo que conseguirá tras un viaje lleno de aventuras y peripecias siempre inquietantes y enriquecedoras. Bien escrita y, sobre todo, muy bien ambientada en lo que respecta a las costumbres y la cultura africanas, esta novela es una suerte de safari que lleva de la mano al lector para que se adentre en el corazón de África. Para ello se sirve de un relato de aventuras, en el que la princesa Tchinza, que significa «antílope» en lengua shona, es prisionera del jefe zulú Shaka y decide arriesgarse para volver a Zimbabue, su tierra. Aprovechando la visita de un extranjero de turbante amarillo, Tchinza se ofrece como guía para ayudarlo a encontrar la ciudad de piedra, lo que conseguirá tras un viaje... Seguir leyendo

Camino de Zimbabue. La princesa africana

Las aguas del río corrían amarillas e inquietantes. Al otro lado, entre los grandes árboles que bordeaban la orilla, se veía el inicio de un camino, una pista de tierra roja que se alejaba. Tchinza no podía apartar la mirada de esas aguas. Si conseguía cruzar el río a nado, podría huir por aquel camino y llegar a Zimbabue. Acarició con la mano el pesado collar de perlas de cristal azul que llevaba alrededor del cuello, luego los brazaletes de cobre que ceñían sus brazos desde el codo hasta los hombros... Claro está que tendría que quitárselos y dejarlos en la orilla. Sólo se quedaría con el bethio corto de cuero que llevaba en las caderas.