Samuel, el protagonista de esta novela está muy seguro de lo que quiere y de lo que no quiere. Tiene claro que quiere quedarse en su casa y que no quiere mudarse al nuevo y moderno barrio residencial en el que sus padres han comprado un precioso chalet. Pero tanta seguridad se tambalea en cuanto llega a su nuevo instituto y a su nueva casa. De repente hace amigos. Esos de los que te hacen sentirte arropado y con los que disfrutas compartiendo los días. La autora nos acerca, sin caer en tópicos ni en lugares comunes, las vivencias de un niño que ha crecido sin darse cuenta, y que está empezando a disfrutar de haberlo hecho.
Samuel, el protagonista de esta novela está muy seguro de lo que quiere y de lo que no quiere. Tiene claro que quiere quedarse en su casa y que no quiere mudarse al nuevo y moderno barrio residencial en el que sus padres han comprado un precioso chalet. Pero tanta seguridad se tambalea en cuanto llega a su nuevo instituto y a su nueva casa. De repente hace amigos. Esos de los que te hacen sentirte arropado y con los que disfrutas compartiendo los días. La autora nos acerca, sin caer en tópicos ni en lugares comunes, las vivencias de un niño que ha crecido sin... Seguir leyendo
Días de sorpresa
Samuel extiende los brazos y se deja llevar por el viento. La luz es suave, cálida y agradable. Contempla bajo él la ciudad, el río, su escuela, el Parque Norte y, delante, la casa en la que vive. Pauline se asoma a la ventana y le saluda con la mano. Se asoma mucho, demasiado.
–¡Ten cuidado! –grita Samuel.
Y ella le responde gritando:
–¡Ten cuidado tú, sabelotodo! –pero, entonces, ya ha ocurrido. Samuel pierde el equilibrio, cae y cae y aterriza con la barriga, suavemente, sobre su cama.
Lo que más le gusta es soñar que vuela. Y, como siempre, considera el sueño un buen presagio y piensa: «Va a ser un bonito día».