La metáfora del vuelo, la recuperación de las costumbres de un ser querido, la reivindicación de la fantasía y de la lectura como espacios privilegiados de la psicología infantil son recursos que el escritor Alexandre Honrado emplea a la hora de afrontar el tema del abuelo que, de pronto, «se va». Las ilustraciones de Ribeiro parten de objetos elaborados con materiales de desecho y están cercanas al cine de animación. De este modo, aportan cierto distanciamiento frente a un texto poético y dotan al álbum de un tono lúdico.La metáfora del vuelo, la recuperación de las costumbres de un ser querido, la reivindicación de la fantasía y de la lectura como espacios privilegiados de la psicología infantil son recursos que el escritor Alexandre Honrado emplea a la hora de afrontar el tema del abuelo que, de pronto, «se va». Las ilustraciones de Ribeiro parten de objetos elaborados con materiales de desecho y están cercanas al cine de animación. De este modo, aportan cierto distanciamiento frente a un texto poético y dotan al álbum de un tono lúdico.
El niño que aprendió a volar
«Un día aprenderé a volar», dijo el abuelo. Lo cierto es que una tarde color de avellanas y nueces, entre un baile de hojas doradas y rojas de otoño, el abuelo levantó el vuelo y desapareció. ¿A dónde fue? ¿Dónde está? Las aves pasaban y piaban bajito: «Iba tan deprisa que ni le preguntamos». Fue ese mismo día cuando el niño también decidió aprender a volar.