Todo lo que su papá le compra le parece poco a Vic Pupo. Él quiere más globos, más golosinas, más juguetes, más chicles, más de todo. Sus caprichos, más que satisfacciones, le acarrean siempre malas consecuencias, como sustos «aéreos», empachos de dulces o bolsillos pegajosos. Al final, sus amigos le sorprenderán con un divertido juego para el que únicamente se necesita un poco de imaginación. Las imágenes proponen un juego de tamaños desproporcionados y arriesgadas perspectivas que incrementa el tono absurdo de la historia.Todo lo que su papá le compra le parece poco a Vic Pupo. Él quiere más globos, más golosinas, más juguetes, más chicles, más de todo. Sus caprichos, más que satisfacciones, le acarrean siempre malas consecuencias, como sustos «aéreos», empachos de dulces o bolsillos pegajosos. Al final, sus amigos le sorprenderán con un divertido juego para el que únicamente se necesita un poco de imaginación. Las imágenes proponen un juego de tamaños desproporcionados y arriesgadas perspectivas que incrementa el tono absurdo de la historia.
Vic Pupo lo quiere todo
Cuando Vic Pupo salió a la calle le pidió a su papá un globo. Éste le regaló uno de color verde bastante grande. Pero Vic pensó que uno era poco y le pidió muchos más. Entonces su papá le compró nueve globos de colores más, tan grandes... ¡que los pies del pobre Vic comenzaron a despegar del suelo!