Felix II. Vuelta al mundo al revés
No me ocurrirá nada –dijo Felix tratando de no perder la calma–. Una excursión en poni de una semana no me matará. –Su madre lo miró disgustada–. Vaya, he dicho una frase desafortunada, lo siento.
–No podemos seguir sobreprotegiéndolo –opinó el padre del chico–. Monta estupendamente; no he conocido a nadie que aprenda tan rápido.
Felix sonrió para sus adentros. Las clases que le dieron en el picadero fueron más bien un cursillo de perfeccionamiento. Aprendió a montar el verano pasado, y su profesor fue un unicornio en un mundo al revés donde los animales míticos eran reales y, en cambio, él mismo constituía una leyenda.