Las Hijas de las Tormentas 1. El enigma maya
La puerta del garaje se alzó antes de que ella pudiera accionar el dispositivo del mando a distancia. Buscó a Dimas, el conserje, comprendiendo que había sido él, diligente, como siempre, y se le apareció por detrás de una de las columnas que sostenían la entrada del edificio. Era de esa clase de hombres que parecían estar en todas partes, una joya. La vida era mucho más sencilla teniéndolo cerca, resolviendo los pequeños contratiempos de lo cotidiano. Más que un celador era el guardián de su paz.