Ernesto buenos días
Como todos los domingos, Ernesto se levantó a media mañana y fue al patio de la casa a charlar con su abuelo.
Al rato comenzaron a llegar sus tías, tíos, primas y primos, que venían a comer.
Sentados en una mesa enorme, comieron carne asada con ensalada y raviolis con salsa de tomate, como le gustaban al abuelo (Ernesto los prefería con queso y mantequilla).
Mientras tomaban el postre, Ernesto miró el reloj: estaba invitado a merendar en casa de su novia Enriqueta, y la cita era a las seis en punto...