El inspector Pildorín y su ayudante Pásmez se disponen a celebrar una verdadera Navidad policial. Decorarán su comisaría con estrellas de sheriff, bolas de presidiario, esposas de colores y diversas clases de cadenas. Pero les falta algo importante: el regalo para el cascarrabias de su jefe. Cuando salen a comprarlo advierten que todos los comercios de la ciudad están vacíos. Unos ladrones vestidos de Papá Noel los han desvalijado. Apresar a los cacos se convierte en la empresa más disparatada que quepa imaginar.
delicuentesEn este segundo episodio de la serie, los protagonistas deberán enfrentarse a dos bandas de ladrones chapuceros. Personajes singulares, situaciones catastróficas y diálogos disparatados dotan al relato de un humor que raya en lo absurdo. Destaca la traducción y excelente adaptación de las referencias culturales al ámbito español.
El inspector Pildorín y su ayudante Pásmez se disponen a celebrar una verdadera Navidad policial. Decorarán su comisaría con estrellas de sheriff, bolas de presidiario, esposas de colores y diversas clases de cadenas. Pero les falta algo importante: el regalo para el cascarrabias de su jefe. Cuando salen a comprarlo advierten que todos los comercios de la ciudad están vacíos. Unos ladrones vestidos de Papá Noel los han desvalijado. Apresar a los cacos se convierte en la empresa más disparatada que quepa imaginar.Seguir leyendo
El inspector Pildorín y los falsos Papá Noel
—¿No le parece romántico señor inspector? —Preguntó Rodolfo Valentín Pásmez con devoción—. ¡Así es como yo imagino siempre las Navidades!
Al principio los copos de nieve caían discretamente, pero poco a poco, y quizá alentada por el ritmo vertiginoso de los villancicos, la nevada se intensificó. Al mediodía, la nieve se arremolinaba delante de la ventana de la comisaría y se adhería al cristal.