El protocolo Overlord
La onda expansiva de la explosión lanzó a Otto dando tumbos incontrolados por el aire. Oía su respiración, acelerada por el pánico, retumbar de pronto dentro de su casco. Las estrellas del cielo nocturno giraban como locas y enormes cascotes ardiendo pasaban silbando a una distancia tan próxima que hubiera podido tocarlos. Se esforzó por recordar lo que había aprendido durante su entrenamiento e intentó controlar la caída en picado de su cuerpo para salir de la espiral caótica en la que se había visto metido. Poco a poco pudo dominar los tumbos que iba dando y ahora seguía cayendo, pero, eso sí, de una forma un poco más controlada.