Es difícil idear argumentos para jóvenes sin dar prioridad a la historia sobre el estilo, y no es casual que este mereciera el XIII Premio Alandar de Narrativa, porque suma los dos motivos: un joven solitario nos cuenta un poco de su historia, en capítulos que alternan con la narración de lo que sucede al otro lado de la pantalla de su ordenador. Tiene diecisiete años, un historial familiar difícil de digerir, y una sorprendente destreza para escudarse en el mundo virtual (convencido de que es más soportable que el real). Pero va aprendiendo a bajar la defensa frente a su madre, o la chica que le gusta; y a vivir, y afrontar la realidad, fuera de un videojuego.
Es difícil idear argumentos para jóvenes sin dar prioridad a la historia sobre el estilo, y no es casual que este mereciera el XIII Premio Alandar de Narrativa, porque suma los dos motivos: un joven solitario nos cuenta un poco de su historia, en capítulos que alternan con la narración de lo que sucede al otro lado de la pantalla de su ordenador. Tiene diecisiete años, un historial familiar difícil de digerir, y una sorprendente destreza para escudarse en el mundo virtual (convencido de que es más soportable que el real). Pero va... Seguir leyendo
Juegos inocentes juegos
En el mundo real me llamo Sebastian, sin tilde en la a, pero son pocos los que utilizan ese nombre. Muchos más me conocen como El Asesino. No es que me guste demasiado, pero a estas alturas no puedo hacer nada para evitarlo.
La gente que me llama Sebastian piensa que siempre he sido un chico difícil. Mis profesores se lo explican refiriéndose a la separación de mis padres, la muerte de mi hermana y blablablá. Todos esos tópicos. Son chorradas, pero reconozco que a veces me he escudado en ellas. Ahora me sirven cada vez menos. Todo el mundo espera que alguien de diecisiete años vaya asentando la cabeza. Asentar la cabeza… Vaya estupidez.